Altiplano Andino
Donde los Andes se mezclan con selvas, desiertos y culturas milenarias.


El Noroeste Andino, compartido por Argentina y Chile, es una región de contrastes extraordinarios. Aquí, la cordillera de los Andes despliega su diversidad en formas sorprendentes: desde las selvas subtropicales de Yungas, hasta las altas planicies áridas de la Puna y el desierto de Atacama, el más seco del mundo.
Este mosaico de ecosistemas alberga una rica biodiversidad y una cultura ancestral profundamente ligada al paisaje. En las Yungas, los bosques nublados cobijan especies como el tapir sudamericano, monos caí, tucanes, pavas de monte y una variedad única de anfibios y orquídeas. Es un corredor biológico vital entre los Andes y el Chaco, cada vez más protegido gracias a iniciativas comunitarias y reservas privadas.
Al ascender, la vegetación se despeja y da paso a la Puna altoandina, un mundo de salares, lagunas altiplánicas, pastizales secos y volcanes dormidos. En estas tierras extremas habitan especies emblemáticas como la vicuña, el suri cordillerano (ñandú andino), el zorro andino, los flamencos de James, Andino y Chileno, y aves rarísimas como la puna ibis y la pallapallá.
Del lado chileno, el desierto de Atacama impresiona con sus paisajes de otro planeta: géiseres, formaciones rocosas, lagunas multicolores y cielos de una pureza estelar única. En medio de este entorno inhóspito, la vida resiste y sorprende: zorros culpeo, vizcachas, cardones gigantes y cientos de aves adaptadas a la aridez total.
Pero esta región no es solo un viaje natural, también es un viaje cultural: comunidades quechuas, aymaras, collas y atacameñas conservan prácticas agrícolas tradicionales, festividades sincréticas, y una cosmovisión profundamente conectada con la tierra y el cielo.
Con Click Fauna, exploramos esta región con respeto, buscando siempre el equilibrio entre el encuentro con la fauna y la valoración de sus pueblos y paisajes. Desde caminatas entre cactus centenarios hasta navegaciones por lagunas altiplánicas o visitas a reservas indígenas, cada experiencia es un puente entre la naturaleza, la cultura y la conservación.